Precio y opinión del Mazda CX-80

El Mazda CX-80 nace como una alternativa diferente para quienes buscan un SUV espacioso, eficiente y que puede ser de seis o siete plazas. Situado por encima del Mazda CX-60, este modelo ofrece una propuesta más grande y práctica, además de tener un mayor refinamiento en general, y cuenta con acabados de calidad que apuntan al segmento premium. Se posiciona como rival de modelos como el Hyundai Santa Fe, KIA Sorento, Skoda Kodiaq y Nissan X-Trail.

Frente a estos rivales, ofrece una motorización diésel de seis cilindros que es una joya mecánica y una rareza en el mercado actual, además de un diseño interior más refinado. Sin embargo, el Skoda Kodiaq destaca por su tecnología y suavidad de marcha, mientras que el Hyundai Santa Fe y el KIA Sorento ofrecen opciones híbridas bien resueltas.

El CX-80 cuenta con dimensiones de 4,99 metros de largo y 1,89 metros de ancho, lo que lo coloca entre los SUVs más grandes de su categoría. Su motor híbrido enchufable de 328 CV combina un motor de gasolina de 2.5 litros con un motor eléctrico alimentado por una batería de 17,8 kWh, ofreciendo una autonomía eléctrica de hasta 60 kilómetros. El motor diésel, por su parte, utiliza una configuración de seis cilindros en línea que entrega 254 CV, brindando una experiencia de conducción refinada y suficiente fuerza para moverlo con una agilidad reseñable, y que incluso le permite remolcar hasta 2.500 kg.

A nivel tecnológico, el CX-80 incluye un cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas y una pantalla central del mismo tamaño, aunque esta última no es táctil, ya que Mazda opta por un sistema de control mediante un dial giratorio. La conectividad está cubierta con Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, además del asistente virtual Alexa integrado.

El modelo se ofrece en tres acabados: Exclusive-Line, Homura y Takumi. Cada uno mejora en equipamiento, con detalles de lujo como tapicería de cuero Nappa, un techo panorámico (opcional en el pack Plus) y acabados en madera y metal en la versión Takumi.

El Mazda CX-80 está disponible con dos motorizaciones principales: un sistema híbrido enchufable (PHEV) y un motor diésel de seis cilindros. Ambas opciones cuentan con tracción total y una transmisión automática de ocho velocidades.

El motor diésel 3.3 Skyactiv-D dispone de seis cilindros en línea, con una potencia de 254 CV y 550 Nm de par, y es asistido por un sistema híbrido ligero de 48 voltios para mejorar la eficiencia.

Mazda CX-80 híbrido enchufable

Este sistema de propulsión combina un motor de gasolina de 2.5 litros de 192 CV con un motor eléctrico de 175 CV alimentado por una batería de 17,8 kWh. Juntos generan una potencia total de 328 CV y 500 Nm de par, permitiendo una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos. La autonomía eléctrica es de hasta 60 km, y la batería se recarga en aproximadamente 2,5 horas con un cargador de 7 kW.

Conducción

El Mazda CX-80 ofrece una experiencia de conducción que equilibra comodidad y refinamiento, con una dinámica de conducción orientada tanto para el día a día como para viajes largos. Aunque no se posiciona como un SUV deportivo, su comportamiento en carretera refleja el enfoque característico de Mazda hacia el placer de conducción, incluso en un modelo de dimensiones tan grandes.

El sistema de suspensión, que combina un eje delantero de doble trapecio y un eje trasero multibrazo, proporciona una sensación de estabilidad y aplomo, incluso a altas velocidades. Sin embargo, en carreteras con baches o superficies irregulares, la suspensión puede sentirse algo seca, especialmente en los acabados con llantas de 20 pulgadas, lo que afecta ligeramente al confort general. Debido a esto, uno esperaría que hiciera cambios de dirección o apoyos más rápidos, pero a la suspensión le cuesta controlar el barqueo de la carrocería en conducción deportiva y nos transmite en todo momento que es un coche pesado y que le gusta tomarse su tiempo para reaccionar.

Por otro lado, el tacto de los mandos es muy bueno. La dirección es precisa y directa, además de bastante dura, permitiendo un buen control en curvas cerradas y transmitiendo nítidamente la deriva del neumático cuando nos acercamos al límite. Si añadimos que el tacto del freno también es más bien duro y bastante preciso, y a que contamos con el sistema de tracción total i-Activ AWD, el resultado es que el CX-80 da mucha confianza del conductor en todo momento, especialmente en condiciones de baja adherencia. Además, este sistema prioriza el envío de potencia a las ruedas traseras, lo que añade un plus dinámico en las curvas, un detalle que lo diferencia de muchos de sus competidores con tracción total más genérica o basada en la tracción delantera.

En cuanto a las motorizaciones, el motor diésel de seis cilindros es para mi lo que realmente destaca con respecto a su competencia, incluidos otros SUV de marcas mucho más caras. Y es que una mecánica como esta aporta gran parte de lo que debe de ser una experiencia premium completa, por su suavidad y por la fuerza que transmite en todo momento, además de tener un sonido más refinado y adictivo que el del típico cuatro cilindros. Ofrece una entrega de potencia progresiva y responde con contundencia a bajas revoluciones gracias al sistema mild-hybrid de 48 V. Es ideal para remolques y viajes largos, donde su eficiencia lo hace una opción práctica y económica.

El selector Mazda Intelligent Drive (Mi-Drive) permite elegir entre diferentes modos que ajustan la respuesta del motor, la dirección y el sistema de tracción para adaptarse al terreno o estilo del conductor. En una situación muy particular que pude experimentar, como es subir por una rampa de garaje muy pronunciada y que, al estar en curva, quedan ruedas en el aire, fue muy útil el modo off-road para salir sin complicación alguna y sin perder la trayectoria en ningún momento.

En general, el Mazda CX-80 tiene un enfoque más equilibrado que deportivo. Su comportamiento recuerda al de SUV como el BMW X5, aunque no alcanza el nivel de sofisticación de sus rivales alemanes, por lo que no llega a transmitir lo mismo a sus mandos. En comparación con competidores como el Hyundai Santa Fe o el Skoda Kodiaq, el CX-80 se siente más refinado, especialmente en su motorización diésel, pero queda rezagado en cuanto a suavidad de marcha en superficies irregulares.

Consumo y emisiones

El diésel ofrece un consumo de hasta 5,7 l/100 km según ciclo WLTP, lo cual es todo un logro teniendo en cuenta el tipo de coche del que hablamos y su nivel de potencia. Las emisiones son de 148-151 g/km. Durante la prueba, logramos un consumo medio de 6,8 l/100 km, que no se aleja mucho de las cifras oficiales declaradas. Este resultado se obtuvo en una combinación de conducción en ciudad a baja velocidad, rondas de circunvalación y algunos tramos a alta velocidad en la autovía.
Por otra parte, el Mazda CX-80 PHEV declara unas cifras oficiales de consumo de 1,6 l/100 km y emisiones de CO₂ de solo 36 g/km.

Prestaciones

El Mazda CX-80 ofrece unas cifras de prestaciones destacables, especialmente en el caso de la versión híbrida enchufable. Esta versión acelera de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos y alcanza una velocidad máxima de 195 km/h. Estas cifras lo sitúan como una de las opciones más rápidas dentro de su categoría.
En la versión diésel, el motor de seis cilindros le permite una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,4 segundos y una velocidad máxima de 219 km/h. Aunque no es tan rápido como el PHEV, el diésel destaca por su refinamiento, su capacidad para mantener un ritmo constante en carretera y su idoneidad para largas distancias.

En comparación con rivales como el Hyundai Santa Fe o el Skoda Kodiaq, el CX-80 PHEV tiene un rendimiento superior en aceleración y respuesta gracias a su motor eléctrico más potente, mientras que la versión diésel sobresale por su sofisticación y por mover con soltura al CX-80 sin esfuerzo aparente, unas cualidades que lo hacen único en este segmento.

Ayudas a la conducción

El Mazda CX-80 está equipado con un paquete de sistemas avanzados de asistencia a la conducción llamado i-Activsense, que incluye:

• Cruising & Traffic Support (CTS): Incorpora la nueva función Unresponsive Driver Support, que toma medidas si detecta que el conductor no responde, contribuyendo a prevenir accidentes.
• Smart Brake Support (SBS): Ahora con una función de mitigación de colisiones frontales, diseñada para evitar o reducir el impacto en caso de una posible colisión con vehículos u obstáculos en la parte delantera.
• Emergency Lane Keeping (ELK): Incluye un asistente de evasión de tráfico en sentido contrario, que ayuda a mantener el vehículo dentro de su carril y evitar maniobras peligrosas.
• Sistema de remolque avanzado: Incluye una nueva vista para enganche de remolque, utilizando gráficos avanzados en la pantalla central para facilitar la conexión de remolques.

Estos sistemas se combinan con otras funciones ya habituales en la gama de Mazda, como la monitorización de ángulo muerto, el asistente de mantenimiento de carril, el reconocimiento de señales de tráfico y la alerta de atención al conductor.

El Mazda CX-80 ha logrado posicionarse como un SUV versátil y bien construido, ofreciendo espacio y eficiencia, características clave en este segmento. Su diseño interior es elegante y práctico, con materiales de buena calidad y configuraciones de asientos que lo hacen especialmente funcional para familias. Además, la inclusión de motorizaciones eficientes como el híbrido enchufable y el motor diésel de seis cilindros lo diferencian de muchos de sus rivales. No obstante, la dirección y la suspensión algo rígidas y una tecnología de infoentretenimiento que no está a la altura de algunos competidores pueden ser puntos a mejorar.

En términos generales, el CX-80 es una opción sólida que combina lo mejor del enfoque premium de Mazda con un precio competitivo para lo que ofrece, destacando especialmente en el apartado de eficiencia y espacio interior.