Interior y maletero del BYD Dolphin

En el BYD Dolphin se percibe suficiente cuidado por el detalle como para no tener sensación de coche barato, sino de que se paga un precio justo por lo que ofrece. El aspecto sofisticado y la presentación llamativa ayudan a generar una sensación agradable, potenciada si se elige el interior con una combinación de colores claros. El salpicadero combina superficies blandas con plásticos duros bien camuflados mediante texturas que imitan tejido, y la distribución es clara, con un ambiente que resulta moderno incluso en las versiones más sencillas.

La habitabilidad del Dolphin es uno de sus puntos fuertes frente a la competencia, ya que su carrocería es un poco más alta que la de un CUPRA Born o un Volkswagen ID.3. Delante se viaja holgado y con buena visibilidad, y detrás caben adultos sin sensación de agobio, algo que no todos los eléctricos de este tamaño pueden decir. El piso es prácticamente plano y la altura es generosa, así que incluso personas altas irán cómodas.

Tres ISOFIX (uno delante y dos detrás) terminan de reforzar su planteamiento familiar. Las plazas traseras, además, ofrecen accesos amplios y una postura natural, lo que facilita el día a día con niños y sillitas.

Sistema multimedia

Aquí el Dolphin saca pecho. Su pantalla central de 12,8 pulgadas no solo es grande y nítida: también puede girar entre orientación horizontal y vertical, un detalle que, en la práctica, permite adaptar mejor la interfaz a navegación o a otros menús. El sistema es rápido, intuitivo y con menús claros. Incluye de serie Apple CarPlay, Android Auto, navegador integrado, DAB, conectividad 4G durante diez años y control por voz.

El climatizador se gestiona desde la pantalla —menos práctico que los botones de toda la vida—, pero BYD ha intentado dejar accesos rápidos bien colocados para que no resulte molesto. La principal limitación del sistema multimedia no es tanto la interfaz, que aunque no es excepcional, es lo suficientemente intuitiva para moverse por los menús, sino la pantalla táctil. Esta última parece desfasada, mostrando reflejos constantes y una reactividad similar a la de las pantallas antiguas. Es sorprendente, considerando que BYD también produce tecnología para el hogar.

El Dolphin no es el más generoso del segmento en capacidad de carga, pero mejora con la actualización: ahora ofrece 364 litros, una cifra correcta para un compacto eléctrico, aunque todavía por detrás de algunos rivales como el Volkswagen ID.3 o el Renault Mégane E-Tech. La boca de carga es algo alta, pero las formas son regulares y aprovechan bien el espacio disponible.

Abatiendo los respaldos traseros (60:40) puedes ampliar el volumen para objetos grandes, aunque no llega a rivalizar con los mejores del segmento en practicidad pura.