Así de poco se ve una baliza V-16 tras probarla en plena avería: “Es como no poner nada”

4 de diciembre de 2025 de

Pocas veces me he quedado tirado en la carretera pero, con el paso de los años, por pocas que sean, sumo las suficientes ocasiones como para tener cierta experiencia en lidiar con este tipo de problemas. Hay quien se pone tan nervioso que no atina, y lo entiendo, no es nada tranquilizador ver pasar decenas de coches y camiones a velocidad de autovía a escasos centímetros de la puerta.

El origen de la avería y el coche que conducía son ahora lo de menos, aunque lo expongo en mi cuenta personal de X. Regresando por la noche de Madrid hacia Sevilla, a la altura de Villafranca de los Barros (Badajoz), una luz roja en el cuadro de instrumentos se encendió, el motor perdió fuerza y en pocos metros me vi obligado a parar en el arcén, tan cerca del quitamiedos como pude.

Puse los cuatro intermitentes, dejé las luces encendidas y durante unos instantes intenté reanudar la marcha tratando de arrancar el coche, pero fue imposible. Esto, unido a una “tormenta perfecta” de acontecimientos me colocó en una posición poco o nada prometedora: por la mañana había salido de casa, con las prisas, sin cartera y sin el cargador del móvil, que suelo llevar en la maleta del trabajo. Me di cuenta cuando ya llevaba un buen rato de viaje entre Sevilla y Madrid, así que decidí continuar.

Configura un coche en Carwow

Pese a ello, fui como siempre optimista, pensando que podría pagar con las tarjetas del móvil y cargar en la superficie inalámbrica del coche, como suelo hacer. Pero nada de esto resultó viable en mi regreso por la noche: el teléfono, por alguna razón que desconozco, no se cargaba en la superficie (se calentaba, pero la carga no aumentaba), y aunque había aguantado gran parte del viaje con Waze y Spotify activos, para cuando me quedé parado en el arcén la batería estaba al 1%. Lo justo para poder enviar un mensaje a casa avisando de que llegaría tarde por una avería… y se apagó.

Visto que mi aventura sólo acababa de comenzar, abrí la guantera del coche de prensa para ver qué encontraba. Allí estaba, en su estuche: una flamante baliza V16 aún sin estrenar junto a un chaleco reflectante enrollado. La saqué de su envoltorio, pulsé el botón y se puso a parpadear. Extendí el brazo todo lo que pude por fuera de la ventanilla, intentando colocarla lo más atrás posible para salvar la curvatura del techo y, tal como aconsejaba la DGT en un post reciente, no me bajé ni me coloqué detrás del quitamiedos, pese a que siempre ha sido lo indicado en estos casos.

Mientras pensaba en el siguiente paso de mi no-comunicación con el mundo, me fijé en el entorno, que estaba completamente a oscuras, para ver si el destello de la baliza era fácil de detectar. Pero no, la verdad es que lo único que iluminaba un poco mi alrededor eran los cuatro intermitentes y las luces, que se empeñaban en apagarse cada pocos minutos por ahorro de energía. Afortunadamente, me quedé parado en una larga recta con buena visibilidad y con el coche totalmente metido en el arcén, así que los coches que venían por detrás se apartaban con tiempo.

Solventé la papeleta con un poco de suerte, tras pulsar la única tecla que tenía a mi disposición, la de SOS del propio coche, el sistema eCall. Una amable operadora del 112 me contestó al teléfono. Le conté todo mi problema y fue capaz de conectarme con la compañía aseguradora para pedirle a esta que me enviase grúa y taxi a recogerme, dándole para ello la localización que la propia responsable del 112 me dijo que le aparecía. Yo no tenía ninguna señal a la vista, ni de punto kilométrico ni de poblado, y no me había fijado en la última salida que había dejado atrás.

Mientras esperaba a la grúa, un operario de mantenimiento de carreteras llegó, estacionó la furgoneta perfectamente balizada detrás de mí, sacó una ristra de conos con la que rodeó ambos coches y, después de señalizar todo, vino hasta mi ventanilla para preguntarme si tenía todo controlado. Le conté de nuevo la misma historia que a la operadora y, tras algún chascarrillo por mi merecida suerte, se fijó en la baliza que tenía delante de sus narices y espetó “pues anda, que si esto es lo que nos quieren obligar a llevar… Se te ve igual que si no la tuvieras. O sea, nada. Menos mal que has parado en buen sitio”.

Todo se resolvió en el transcurso de los 15 minutos siguientes: llegó la grúa, el taxi y mi deseada cama. Pero en todo ese tiempo, unos 40 minutos en total, ningún vehículo de la Guardia Civil se acercó a mi ubicación. Y, paradójicamente, 5 minutos antes de quedarme tirado me crucé con sendas patrullas que parecían ir dirigidas a alguna urgencia en el sentido contrario. Espero que fuera esa la razón.

En toda esta desdicha, la solución a mi problema fue el sistema de geolocalización del coche, bendito eCall. La baliza no aportó más visibilidad, ni informó a ninguna autoridad de mi ubicación para que se presentase en los 40 minutos que estuve parado. No le pregunté al operario de carretera si tuvo algún tipo de aviso que le hiciese acercarse a mi posición, pero que no me mencionase nada al respecto y el haberlos visto unos kilómetros antes haciendo mantenimientos me induce a pensar que fue fruto de la casualidad que me viese allí parado. Y su frase, sentenciando sobre lo nada efectivo de la baliza para hacerme más visible, me pareció lapidaria. Será una obligación, pero no es una solución.

Sigue a Carwow y no te pierdas nada

Noticias y vídeos en tu móvil: Únete a nuestro canal de WhatsApp.

Al suscribirte aceptas los Términos y la Privacidad. Baja en un clic.

Toyota Corolla

El Toyota Corolla es un coche mediano que se ofrece con cinco niveles de equipamiento y dos mecánicas híbridas de gasolina con potencias de 125 y 180 CV.
8/10
30.800 € - 41.200 €
PVP
Leer opinión Comparar ofertas