Disfruta el cambio de coche
Después de conducir el Nissan Micra me surge la pregunta de si Nissan tiene suficiente capacidad para convencer a sus clientes de que realmente compite con los coches de capricho. Salgamos de dudas.
Nissan quiere posicionar al Micra entre los eléctricos premium, ¿y eso qué quiere decir? Que los modelos con los que pretende que compita son el MINI Cooper SE y el Renault 5, claro. Es decir, coches que no son exclusivamente para quien quiere un urbano práctico y barato sino también darse un capricho.
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¿Tiene argumentos para competir? Bajo mi criterio, sí, muchos: es llamativo y divertido, está muy bien hecho y funciona de maravilla. Después de probarlo sólo te puedo decir que ojalá tuviese 100 caballos más, porque va tan bien que más que faltarle motor, se puede decir que le sobra chasis. Su punto débil está en el interior, porque la amplitud podría ser mucho mejor. Es un coche más coqueto que práctico.

Eficiente, cómodo y divertido
Probablemente lo mejor que se puede decir del Nissan Micra es que ha dejado atrás la sensación de coche barato que daba la anterior generación en todos los aspectos. Pero especialmente cuando lo conduces. El Micra eléctrico es un coche muy serio, desarrollado sobre una plataforma bien hecha.
Eso se siente en cómo pisa la carretera y en lo que transmite en todo momento: una estabilidad imperturbable, un aislamiento excelente tanto de los baches como del ruido y una puesta a punto muy equilibrada. Es un coche muy cómodo que, sin embargo, te puede sacar una sonrisa cuando lo conduces por lo bien que enlaza curvas, vayas rápido o despacio.

Si recalco estos aspectos no es por casualidad. Hay eléctricos más baratos del mismo tamaño, como el BYD Dolphin Surf, pero si piensas que son rivales, no lo son. O no exactamente. El BYD está enfocado en eso: ser barato. Se siente un coche claramente menos refinado en todos los aspectos: no pisa con la misma calidad de rodadura, ni se siente igual de bien plantado sobre el asfalto, ni el confort acústico se aproxima. Si tuviese que hacer muchos kilómetros a bordo de uno de los dos coches, tendría claro que sería con el Micra, porque pisa como un coche “bueno y caro”. No es barato, pero a ver si con este símil lo entiendes mejor: va mejor de lo que esperas.
De consumo no va mal. No es hipereficiente (porque para eso los eléctricos más caros tienen una tecnología más afinada), pero los 300 kilómetros de uso real los superas con tranquilidad, sin vivir pendiente de la autonomía en cuanto sales a autovía. El único punto débil que le veo al Micra es el mismo de muchos eléctricos: el pedal de freno podría ser más preciso. No es malo, pero a veces cuesta más de lo deseable frenar con suavidad en los semáforos. Tampoco le iría mal correr más, porque el chasis se lo traga absolutamente todo, pero Nissan ya ha reiterado que no prevé sacar una versión Nismo (su filial deportiva) en contestación a coches como el Alpine A290. Así que los aficionados nos quedamos tristes, porque el coche tiene buenas tablas. Snifff.

Detallista, pero no muy amplio
Que Nissan va a por los clientes con ganas de tener un coche pintón lo intuyes cuando lo ves por fuera y lo confirmas cuando te sientas dentro. Todo está muy bien terminado, con una tapicería que transmite sensación de calidad y sin que tus manos tengan al alcance plásticos de dudosa factura.
Lo que más me ha gustado es que Nissan se beneficia del sistema operativo con Google y de su eficaz sistema de navegación (Google Maps), apoyado por un asistente vocal con inteligencia artificial. Esto te permite decirle simplemente “llévame a Madrid” y que rápidamente el navegador configure las paradas para cargar y la ruta. La vida te la hace fácil si le dedicas un ratito a aprender todo lo que permite.

Lo que menos me ha gustado es esa decisión extraña de haber colocado seis mandos (¡seis!) por detrás del volante: cuatro palancas que se suman a las dos levas para controlar la cantidad de retención eléctrica. En una época en la que las marcas tienden a eliminar mandos de esta zona, no consigo entender la decisión de poner un selector de marchas que parece el de un coche americano de los años 60.
La amplitud es correcta pero no esperes maravillas. El Micra paga el peaje de ser un coche “de diseño”, y se deja centímetros en el camino allí donde el Hyundai Inster le aventaja claramente, como el espacio para las piernas en las plazas traseras. Tampoco va sobrado de anchura entre hombros. El maletero no está mal (277 litros), no es el mejor de su clase, pero está más cerca del mejor que de los menos voluminosos, como el del MINI Cooper SE (con sus escasos 210 l).
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