Cinco coches que dan una experiencia “premium” sin pretenderlo

24 de julio de 2025 de

Cuando hablamos de coches “premium”, no solo nos referimos a marcas que tradicionalmente se han considerado de lujo, como Audi, BMW o Mercedes-Benz. A menudo, el verdadero lujo se encuentra en los detalles que transforman la experiencia de conducción y hacen que nos sintamos realmente cómodos y bien cuidados a bordo. Sin embargo, hay ciertas características que definen a un coche premium y otras que, aunque puedan parecerlo, no lo son tanto. En cierto modo son “intangibles”, como la paz mental.

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Para un coche realmente premium, lo que se espera es una experiencia fluida, interfaces claras y prácticas, materiales de alta calidad, y un confort excepcional, que no se vea empañado por detalles incómodos o fallos funcionales. Y un precio en consonancia, claro, lo cual limita el acceso a vivir esa experiencia. En este artículo, repasamos cinco coches que, sin ser modelos de lujo, logran ofrecer una experiencia “premium” sin pretenderlo.

1. Citroën C4 X

El Citroën C4 X puede no ser el primero en lo que muchos considerarían una lista de coches de lujo, pero su suspensión Advanced Comfort y su enfoque en el confort mayúsculo lo convierten en una opción que merece una clara mención. Este coche tiene una pisada sólida y tranquila, una especie de “alfombra voladora”, que se distingue por su capacidad para absorber las irregularidades de la carretera. A pesar de su precio más accesible, el C4 X transmite una sensación de lujo en la conducción nada habitual en coches de su mismo precio, especialmente por su suavidad y por el aislamiento de ruidos y vibraciones. Aunque no es un coche deportivo, lo que ofrece es una experiencia de uso agradable y sin sobresaltos, algo que muchas marcas de lujo, como Mercedes-Benz o DS, no siempre logran ofrecer de manera consistente en sus modelos más accesibles. Si quieres un coche con rodadura de “coche caro”, pero no quieres pagar por esa experiencia, prueba este Citröen.

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2. Mazda CX-60

El Mazda CX-60 destaca por su enfoque claramente premium a pesar de no ser una marca tradicionalmente asociada con el lujo. Este SUV grande cuenta con acabados de alta calidad real, no sólo en apariencia, y una presentación interior que rivaliza con los mejores del mercado. El motor diésel de seis cilindros proporciona una conducción suave y sin esfuerzo, mientras que la suspensión, bien equilibrada, ofrece un confort de marcha que se acerca al de los vehículos premium. Aunque no tiene la agilidad de modelos más pequeños como el CX-5, el CX-60 compensa con una experiencia de conducción tranquila y controlada, especialmente en carretera. La marca ha logrado lo que parecía impensable: posicionar a este SUV entre los modelos premium sin necesidad de un precio desorbitado, gracias a un excelente diseño y una calidad de construcción que supera en ciertos detalles a sus competidores. No tiene la consistente “estabilidad deportiva” de un BMW X3, pero tampoco cuesta lo mismo que este.

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3. Lexus LBX

El Lexus LBX es el ejemplo perfecto de cómo un SUV pequeño de lujo puede ser accesible sin sacrificar la calidad. Aunque pertenece a una marca que sí consideramos de lujo tradicionalmente, no deja de ser un pequeño SUV procedente de una base sencilla (la del Toyota Yaris-Cross). Pero a diferencia de sus competidores, el LBX sorprende por su refinamiento y materiales de alta calidad. El interior está perfectamente cuidado, con un diseño limpio y detalles que transmiten la sensación de “coche caro”. El aislamiento acústico es bueno, lo que contribuye a una experiencia de conducción tranquila y serena. Además, su motor híbrido de 136 caballos ofrece un rendimiento adecuado para su tamaño, pero es la calidad del conjunto lo que realmente hace que el LBX se sienta especial. Los detalles como el cierre de las puertas, el tacto de los botones y la ausencia de ruidos molestos refuerzan esa percepción. El LBX es perfecto para quienes buscan un SUV urbano con la serenidad y el confort propios de los coches de lujo, sin necesidad de una gran carrocería o motor.

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4. Subaru Outback

El Subaru Outback es un coche familiar sobreelevado que ofrece una calidad de rodadura excepcional. Su motor de gasolina de 169 CV, combinado con un cambio automático de variador continuo y tracción total, proporciona una conducción suave y cómoda, especialmente en viajes por carretera. El aislamiento acústico es sobresaliente, lo que permite disfrutar de una experiencia tranquila, sin ruidos molestos, incluso a altas velocidades. La suspensión se lleva el premio, ya que absorbe las irregularidades del terreno con facilidad, garantizando un confort de marcha similar al de una berlina de lujo. Aunque no es un todoterreno puro, su buena altura libre al suelo y tracción total lo hacen apto para aventuras moderadas fuera del asfalto. Además, su interior espacioso y bien equipado, junto con su sistema de asistencia a la conducción EyeSight, lo convierten en una opción ideal para quienes buscan un coche cómodo y práctico, sin renunciar a la capacidad de circular por terrenos más complicados. Si algo tenemos que destacar del habitáculo son unos asientos amplios, cómodos, que recogen el cuerpo para afrontar kilómetros y kilómetros de carretera sin cansancio alguno.

5. Ford Ranger

El Ford Ranger, aunque no entra en la categoría de automóvil de lujo, proporciona una experiencia de conducción que pocos pick-ups e incluso SUV caros pueden igualar. También es cierto que no se trata de un coche barato, pero te das de bruces con algo que no te esperas de un coche así en cuanto lo arrancas. Su motor diésel V6 de 3.0 litros es la clave de su magia. A pesar de ser un vehículo pesado y robusto, el Ranger se mueve con una suavidad y potencia que sorprende. El confort de marcha es de primera, con una suspensión que absorbe las irregularidades del terreno y un aislamiento acústico que hace que viajar en él, incluso a altas velocidades, sea una experiencia tranquila. Este modelo da la sensación de que todo está en calma, bajo control: desde la excelente visibilidad y la amplitud del puesto de conducción, sin estridencias ni elementos superfluos, hasta la forma en que se mueve sin esfuerzo. Lo mejor de todo es que, a pesar de su apariencia de “trabajo pesado”, el Ranger Wildtrack puede hacer sentir al conductor como si estuviera viajando en un coche mucho lujoso.

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Coches eléctricos que cumplen la premisa, aunque con algunos “desajustes”

También existen coches eléctricos que cumplen la premisa de ofrecer una experiencia premium, aunque algunos detalles no terminan de encajar por completo. Es el caso del Tesla Model 3, que destaca por su excelente rodadura y confort de marcha, pero los asientos no son tan confortables como deberían, y ciertos ajustes en el interior no tienen la calidad esperada para el precio del coche. Por otro lado, el Mazda 6e, que ofrece un interior impresionante (lo puedes ver en la foto bajo este párrafo) y una calidad de rodadura correcta, carece de una dirección que transmita más información, lo que puede generar dudas y restar esa “paz mental” al volante que tanto ansiamos. Ambos modelos ofrecen una buena experiencia, pero aún dejan entrever algunos detalles que los alejan de ser completamente “premium”.

Lo que NO determina un coche premium

Es fácil caer en la trampa de pensar que un coche es premium solo porque es caro y tiene un diseño atractivo, materiales que parecen de lujo o una interfaz multimedia moderna. Sin embargo, hay varios factores que no determinan si un coche es verdaderamente premium. Por ejemplo, algunos modelos de marcas como Mercedes-Benz o DS, a pesar de sus precios elevados, pueden tener plásticos o mandos que desentonan con la calidad esperada, lo que puede arruinar la experiencia general. Además, marcas como BYD o Leapmotor pueden ofrecer interiores que a primera vista parecen lujosos, pero cuando se profundiza en la experiencia de uso, desde la fluidez de la interfaz multimedia hasta la fiabilidad de los asistentes de conducción, se perciben deficiencias que no están a la altura de lo que esperamos de un coche premium.

Al final, ser premium no se trata solo de la apariencia o de añadir elementos de lujo superficiales, sino de ofrecer una experiencia de conducción fluida, cómoda y sin sorpresas desagradables. El “effortless luxury” que dicen los anglosajones: lujo sin sensación de intentarlo demasiado, sin forzar. Los modelos que hemos mencionado logran exactamente eso: son coches que ofrecen lujo sin las etiquetas de precio y las expectativas de las marcas tradicionales, logrando una experiencia que supera las de muchos vehículos más caros.

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