MINI John Cooper Works: ¿realmente el eléctrico hará que olvides al de gasolina?
8 de julio de 2025 de Álvaro Ortega

Disfruta el cambio de coche
El nuevo MINI John Cooper Works llega en dos sabores bien diferenciados: el clásico gasolina de 231 CV y la nueva versión totalmente eléctrica con hasta 258 CV. Dos enfoques distintos que comparten nombre y potencia similar, pero que ofrecen sensaciones al volante muy diferentes. ¿Cuál es mejor? Lo hemos probado en ambas versiones y aquí te lo contamos.
Interior y tecnología: empate técnico
Ambos modelos comparten habitáculo, con una estética MINI muy marcada, buenos acabados y una pantalla OLED central que acapara la atención. Aunque visualmente es atractiva y tiene un manejo similar a un smartphone o tablet, no todas las funciones están bien resueltas: manejar el climatizador a través de submenús en pleno tramo de montaña no es precisamente lo ideal.

Tampoco ayuda el grosor del volante, difícil de agarrar para quienes no tengan manos de jugador de la NBA, ni el hecho de que no haya opción de cambio manual en el gasolina. Y es que, por mucho que las levas estén ahí, un MINI JCW sin pedal de embrague se siente, inevitablemente, un poco menos MINI.
Prestaciones: la electricidad empuja fuerte, pero…
En cifras, ambos están muy parejos. El gasolina ofrece 231 CV y 380 Nm, con un 0 a 100 km/h en 6,1 segundos. El eléctrico también tiene 231 CV en condiciones normales, aunque con un par algo menor de 350 Nm, pero si pulsamos el botón “Boost” que tenemos en el volante, durante los próximos 10 segundos entregará una potencia adicional de 27 CV, por lo que tendría hasta 258 CV en total, y por ello consigue rebajar un par de décimas ese registro. Aceleración lineal, sin interrupciones, y una entrega instantánea que impresiona en ciudad y en adelantamientos.

Aunque como ya sería de esperar para muchos, el JCW de gasolina, a pesar de ser tecnológicamente menos avanzado, transmite más sensaciones. El motor 2.0 turbo empuja con ganas, y aunque su sonido es algo impostado (los “pops & bangs” son generados por los altavoces), añade dramatismo a la experiencia.
Eso sí, no todo es perfecto: la caja de cambios automática de siete velocidades no es la más rápida ni tiene el tacto más satisfactorio, y la ausencia de un cuentarrevoluciones claro es difícil de entender en un coche deportivo. Aun así, el conjunto tiene algo que te conecta con la conducción, que te invita a jugar con el coche y que te hace salir con una sonrisa, incluso en tramos bacheados (donde, eso sí, puede llegar a ser demasiado seco).
Go-Kart feeling: ¿sigue vivo?
Lo de jugar con el coche es literal, en frenadas fuertes ya comienzas a notar la parte trasera “serpenteando”, buscando que le digas hacia donde es la curva para ayudarte a meterlo rotando el coche, todo ello con una sensación de seguridad muy alta gracias a la progresividad de sus reacciones y por la antelación con la que te avisa todo.

Y es que en términos de confianza y eficacia, cuando el asfalto se complica o las curvas se encadenan, el peso del eléctrico se convierte en un lastre. Hablamos de 1.330 kg frente a los 1.650 kg del eléctrico: una diferencia de 320 kg que se deja notar claramente. Aunque el JCW eléctrico distribuye bien la masa gracias a una batería colocada muy cerca del suelo que ayuda a bajar el centro de gravedad, las inercias están ahí, especialmente cuando se fuerza el ritmo en tramos revirados.
Podemos decir que para su tamaño se siente pesado, pero aún así la puesta a punto del JCW hace se conduzca muy bien: está bien equilibrado y cuando te pasas sigue siendo un coche muy noble y fácil. En términos generales, sigue siendo ágil y se defiende en curvas cerradas, pero no tiene la misma chispa ni reacciones que el gasolina. La dirección del eléctrico, además, transmite menos y se siente más filtrada, carente de ese “peso”, o más bien, de esos cambios en la dureza de la misma que te informan de lo que pasa bajo las ruedas.
Tu MINI John Works Cooper te espera
Una de las señas de identidad del MINI ha sido siempre ese tacto tipo go-kart, ágil, directo y juguetón. Pues bien, si eso es lo que buscas, el JCW de gasolina sigue siendo el que mejor lo representa. Aunque bajo su carrocería esconde una versión actualizada de la antigua plataforma F56, el chasis, la dirección y el reparto de pesos logran que se sienta notablemente más ligero y divertido.

¿Y el precio?
El gasolina parte desde 39.400 €, mientras que el eléctrico sube ligeramente la factura hasta los 40.600 €. Ambos se mueven en la parte alta del segmento, donde apenas quedan rivales con planteamientos parecidos. El Polo GTI es más barato pero menos divertido y radical, y el Toyota GR Yaris juega en otra liga por prestaciones y enfoque, es un coche realmente para quemados que no tiene el toque de refinamiento del MINI.
Alma vs futuro
La comparación entre el MINI JCW de gasolina y el eléctrico es una especie de resumen del momento que vive la industria del automóvil. Uno representa el final de una era: visceral, imperfecto, mecánicamente implicado. El otro, el futuro: rápido, silencioso, tecnológicamente avanzado, pero con menos carácter.
El eléctrico es un buen coche y un primer intento prometedor. Pero todavía no alcanza esa chispa que hace especial al JCW de gasolina. Si buscas sensaciones puras y te importa cómo se siente cada curva, el de gasolina sigue siendo el verdadero MINI JCW.

Quién sabe cuánto tiempo seguirá vivo. Pero mientras esté disponible, es el que elegiríamos.
Galería de fotos
Te dejamos unas fotos para que veas los nuevos modelos de MINI desde todos sus ángulos así como los modelos de la Copa que también tuvimos la oportunidad de probar.